Al proceso educativo se le despojó de ética. Se
carga culpa al maestro; es sólo eslabón en cadena de fallas.
Laura Poy Solano
Publicado: 22/04/2013 07:58
Publicado: 22/04/2013 07:58
México, DF. Desde los años 70 del siglo XX, México
enfrenta un proceso de deterioro de su sistema educativo que se ha profundizado
con la aplicación de reformas curriculares y administrativas “fallidas”,
advirtieron especialistas. Son cambios que “han propiciado que se pierda el
sentido social de la formación. Al proceso educativo se le despojó de una
ética”.
Esto se tradujo, explicaron, en un “empobrecimiento de la
formación docente”, pero también en una transformación de la forma en que opera
la escuela, donde “impera una visión individualista de la educación”.
Investigadores de las universidades Autónoma Metropolitana
(UAM), Pedagógica Nacional (UPN), del Centro de Investigaciones y de Estudios
Avanzados (Cinvestav) y la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM)
coincidieron en señalar que factores como la explosión del demográfica y la
demanda de acceso a la educación básica, evidente desde los años 70; el descuido
en la formación inicial de los docentes; su creciente burocratización sindical,
así como la entrega, desde el gobierno federal, de cargos administrativos a
dirigencias gremiales, trazaron la ruta de un “verdadero desastre
educativo”.
Sin embargo, alertaron, “hoy se quiere encontrar un solo
culpable: el maestro. Sin reconocer que ha sido sólo un elemento de una larga
lista de desaciertos, que aún no podemos corregir”.
Lucía Rivera Ferreiro, profesora de la UPN y experta en el
sistema educativo nacional, señaló que pasamos de la construcción, en los años
30 y 40, del docente como un agente comunitario con el compromiso de impulsar un
proyecto de nación, a vivir la docencia “como una profesión de riesgo, donde lo
importante es no meterse en problemas y mantener un empleo en condiciones cada
vez más precarias”.
Agregó que el deterioro de la calidad educativa en el aula se
profundizó con la firma en 1992 del Acuerdo Nacional para la Modernización de la
Educación Básica, con la que el ex presidente Carlos Salinas de Gortari “dio un
golpe maestro”.
Hasta entonces, explicó, las modificaciones en el sector
“habían sido esencialmente curriculares, de contenido en los libros de texto
gratuitos, y en la formación continúa de los docentes, pero no se había tocado
la forma en que operaba la escuela”.
Pero con el arranque del proceso de modernización educativa,
que desde finales de los años 80 había dado sus primeros pasos, a la par de una
omnipresencia cada vez más evidente del gremio magisterial en cargos del sistema
educativo, “se plantea una transformación que implica reformas de planes y
programas, en la formación del maestro y en cómo se debía trabajar en la
escuelas. Todo opera bajo nuevas reglas”.
Se impulsa una transformación, agregó Lucía Rivera, de gran
calado donde la educación deja de ser concebida como un derecho humano y un bien
social cuya responsabilidad en el acceso, pertinencia y permanencia recae en el
Estado, a “ver la educación como un servicio, una mercancía, un objeto de
asistencia social, e incluso, de caridad”.
En entrevista, Ruth Mercado, experta en formación docente del
Cinvestav, alerta que hoy se identifica el deterioro educativo con los bajos
rendimientos obtenidos en las evaluaciones de alumnos de formación básica, sin
considerar que se trata de pruebas estandarizadas que “técnicamente adolecen de
innumerables defectos”.
Los malos resultados, dijo, “son atribuidos a los maestros,
como si no fueran parte de todo un sistema educativo que ha mostrado en su
conjunto, desde sus más altas esferas, un mal funcionamiento en la aplicación de
programas y en la gestión escolar”.
Agregó que hay una escasa atención a muchos de los programas
para los cuales los docentes no son capacitados, los cuales “llegan siempre a
las escuelas sin considerar las verdaderas condiciones de trabajo del profesor,
por lo que están condenados al fracaso, incluso antes, de que lleguen a los
salones”.
Juan Manuel Rendón Esparza, ex director y catedrático de la
BENM, coincidió en afirmar que el “punto de quiebre” en el deterioro educativo
en México se genera con la descentralización educativa. “A partir de ese momento
se profundiza la asfixia de las normales, con el abandono financiero y
académico”.
Recordó que desde la reforma de 1984, con la que modificaron
planes de estudio y materiales pedagógicos, “inició un proceso de transformación
de la instituciones formadoras de docentes, las cuales lentamente fueron
adoptando una visión más neoliberal de la educación”.
Al respecto, Alberto Padilla Arias, catedrático de la UAM,
experto en procesos educativos, afirmó que ante este escenario, no se puede
soslayar el papel del corporativismo sindical en un proceso de “burocratización
del magisterio, que ha tenido un efecto muy negativo en la práctica
docente”.
Agregó que los factores del desastre educativo “son múltiples,
pero la solución debe incluir a los maestros, pues sin su participación y un
verdadero compromiso, las propuestas que presente la autoridad educativa serán
sólo un discurso”.
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