Verónica Gutiérrez Portillo*
Un consorcio de científicos británicos y noruegos ha descubierto una
red de células en el cerebro humano que añade coordenadas cartográficas a
nuestros movimientos. Esto es, que nuestra posición en el espacio está
representada por una especie de mapa en el hipocampo cerebral, relacionado con
áreas de la corteza cerebral y en el ser humano se asocia a la memoria episódica
y espacial, por lo que se encuentra involucrado con la navegación espacial.
Estas células de lugar fueron descubiertas en 2005 por un equipo noruego, en
ratas. Este equipo sugirió que las ratas podrían crear redes virtuales en el
cerebro que les ayudarían a orientarse a la vez que les facilitaba recordar
ubicaciones nuevas en áreas desconocidas.
En 2010, científicos del proyecto europeo SpaceBrain, del Instituto de
Neurociencia Cognitiva de la University College de Londres, ha descubierto que
los seres humanos utilizamos un sistema de mapa neurológico.
Se han realizado experimentos en voluntarios humanos en los que los
neurocientíficos de la University College, en colaboración con científicos de la
Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, descubrieron que una región del
cerebro, el área entorrinal, contiene un sistema de coordenadas cartográficas
que representa en el cerebro el entorno de una persona. Estos resultados fueron
publicados en Nature y muestran cómo esta red del cerebro tiene una
simetría de triángulos equiláteros.
Cuando una persona se mueve de su posición inicial, el movimiento se traza en
el cerebro. Los científicos han podido detectar dichas trazas porque las células
nerviosas que forman parte del entramado cartográfico se activan emitiendo
señales detectables a través de resonancia magnética. De esta manera, los
cerebros de los voluntarios se escanearon a medida que avanzaban en un entorno
en tres dimensiones, mostrado a través de un casco de realidad virtual. El
escáner cerebral era capaz de recoger, en el área entorrinal, la firma
neurológica. Ésta se podía extrapolar a partir de los trabajos en cerebros de
ratones, lo que indica que los seres humanos se orientan de manera similar a los
roedores.
Neil Burguess, director del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la
University College, añade que
las partes del cerebro que muestran los signos de cuadrícula (hipocampo y áreas del cerebro asociadas) son bien conocidas por los científicos por estar involucradas en la memoria autobiográfica.
Por tanto, esto podría significar que las células de la red cartográfica también podrían estar involucradas en ayudarnos a recordar, por lo que no sólo intervienen en la orientación espacial.
Esto nos ayuda a entender cómo conseguimos orientarnos y podría aplicarse en
el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Los neurocientíficos Brad Pfeiffer y David Foster, de la facultad de medicina
de la Universidad John Hopkins, Baltimore, han utilizado un diseño experimental
usando ratas como un sistema modelo del hipocampo humano; esto les ha permitido
registrar la actividad –por primera vez– de 250 células de lugar,
simultáneamente y en forma continua.
Técnicas para obtener imágenes del cerebro humano, como la resonancia
magnética, no tienen la precisión requerida para este tipo de estudio. Se
requiere la implantación de paneles de electrodos que pueden recabar la
información de las neuronas que están realizando el trabajo en el momento
preciso.
De esta manera, los investigadores han averiguado que cuando la rata
está decidiendo el camino para volver a casa, las neuronas de lugar del
hipocampo se disparan en una secuencia que representa los puntos sucesivos de la
trayectoria que posteriormente seguirá.
No estamos hablando de una trayectoria recordada, porque esto sucede aun
cuando el roedor no haya tomado nunca ese camino. Es decir, es un mapa de ruta
real, similar a un GPS.
Foster dice:
Investigadores como Howard Eichenbaum, de la Universidad de Boston, han mostrado que las células de lugar no sólo responden a la posición en el espacio, sino también en otras situaciones. De modo que el hipocampo puede ofrecer un juego de neuronas de uso general, capaces de responder de distintas formas a diferentes situaciones. Y agrega:
Nuestro trabajo muestra que estas células se activan en secuencias, lo que puede reflejar una especie de proceso de resolución de problemas, y también un proceso de memoria, en el que pueden basarse otras habilidades cognitivas además de la navegación espacial. Hay trabajos que involucran al hipocampo humano en el lenguaje.
*Médico familiar de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad
Xochimilco.
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